No soy comunista, no soy raulista y mucho menos fidelista, no soy un gran admirador del capitalismo norteamericano, sí de su democracia pues pienso que por algo se ha mantenido ya más de doscientos años con su crisis y sus alzas, sus aciertos y sus errores, el mismo José Martí admiró siempre dicho sistema “puertas adentro” aunque criticó su política exterior en la que hay mucha tela por donde cortar, y puntos de vista aparte, es mejor que lo analicen los especialistas en el tema.
En mi vapuleado país se mantuvo por cincuenta años una política paternalista en cuanto a la economía, y demás esferas; no es que el gobierno se sintiera “padre” de todos los cubanos, NO, sino para mantener el control absoluto de todo lo que se moviera en el archipiélago; Castro mandó a ejecutar y mantuvo sus “brillantes” proyectos sabiendo que éstos eran insostenibles, claro, sustentados por una Unión Soviética oportunista que usó al país como base por más de treinta años frente a su principal enemigo durante la Guerra Fría, trampolín de armas y revoluciones hacia América Latina, fuente de carne de cañón para guerras a miles de kilómetros; etcétera.
Castro, después intervenir las grandes empresas cubanas y extrajeras, se dedicó a suprimir todo tipo de iniciativa privada y en un abrir y cerrar de ojos allá por el año 1968 en un solo día el país amaneció sin los “lucrativos” timbiriches, casas de huéspedes, peluquerías, barberías y un gran etcétera, pues él consideraba –y considera- que son medios de enriquecimiento “que generan desigualdad”. Yo vivía en una de esas casas de alquiler con unas muy humildes habitaciones de una dos y tres camas, el precio por noche no superaba los dos pesos, con eso no éramos ricos, vivíamos decentemente, sin lujos ni excesos, nos alimentábamos como es debido; mi madre tenía que trabajar como bestia pues no podíamos pagar empleados, la casa fue intervenida y pasó al llamado INIT, especie de ministerio precursor del MINTUR, la llenaron de gente, la casa era propiedad de mi tutor, muchos años le costó y mucho dinero para que se la devolvieran destruida.
De fracasos se pueden llenar libros en la historia contemporánea de Cuba, la zafra de los 10 millones, que “resolvería” todos los problemas, el sembrar todo el país de café caturra del que no se recogió ni un solo grano, claro, antes de estas dos locuras hubo que desmontar millones de hectáreas de otros cultivos incluyendo árboles maderables y frutales, arroceras y otro gran etcétera. Las playas se despojaron de cocoteros y uvas caletas para sembrar casuarina y llenarlas de trincheras por si el enemigo atacaba, ya se sabe y se publica de los daños ecológicos ocultados por largo tiempo. El plan la escuela en el campo, que lejos de aportar algo sólo produjo gastos al estado, a la familia y corrupción infantil pues los niños se separaban de sus padres en las edades que más los necesitaban.
Ya ha pasado demasiado tiempo y el daño está hecho, ahora al tratar de rectificar muchos seremos los perjudicados, se ha decidido dejar sin empleo a cerca de 500 000 personas pues la mayoría de las empresas cuentan con más trabajadores de los que deben tener, Raúl Castro a quien considero pragmático, al contrario de su hermano, ha tenido que vérselas con casi cinco décadas de desorden económico, comenzó con eliminar un grupo de prohibiciones absurdas ya harto conocidas, pero que habían resultado muy “útiles”, este año 2010 hizo regresar la mayoría de las escuelas a las ciudades, le ha entregado tierra a todo el que quiera cultivarlas –éstas estuvieron por décadas llenas de maleza y el conocido marabú por capricho del gran jefe y su paranoia de perder el poder-, poco a poco ha habido una recuperación de los productos agrícolas y sus precios, hablo de La Habana pues en otras provincias la situación es diferente y no conozco los detalles.
Se va autorizar todo tipo de iniciativa privada, aquellas que cuando era niño vi desaparecer como por encanto para que los desempleados puedan tener algo qué hacer.
El pleno empleo fue por 50 años, junto a la educación y la salud pública el principal decorado de la vitrina del “modelo progresista y liberador” establecido en Cuba, “nadie quedará desamparado”, consigna repetida hasta el cansancio por mucho tiempo, sobre todo durante la crisis sin igual de la década del 90, me viene a la mente aquella frase que alguna vez leí en la revista soviética TIEMPOS NUEVOS dicha por un trabajador entrevistado cuando le afirmaron que en la URSS se garantizaba el trabajo a todo el mundo a lo que el tobarich respondió: -no es así, la verdad es que nosotros hacemos que trabajamos y ellos hacen que nos pagan. Y así es en Cuba en el 90 % de los casos.
Ni las grandes potencias cuando han tenido su mayor auge económico, han podido garantizar pleno empleo, es más, según los economistas un pequeño por ciento de desempleo es hasta necesario pues garantiza que quienes tienen trabajo lo cuiden y lo ejecuten como es debido, también siempre existirán los que sencillamente no quieren trabajar y sigo con los etcéteras.
Ahora, al finalizar la primera década del siglo XXI el país se enfrenta a cambios que ya ocurrieron en Rusia y Europa del Este hace más de veinte años, nadie sabe la magnitud del trauma que esto pueda causar sobre todo para las personas mayores y la gente que no sabe hacer otra cosa que la que ha ejercido toda su vida, ¿cuántos de los que pierdan su trabajo podrán comenzar de nuevo?
No hay otra alternativa si se pretende salir del “cráter socialista a la cubana”*, en mi modesta opinión a Raúl le tocó bailar con la más fea y a los cubanos ejecutar una danza macabra que nos puede llevar a una catástrofe social sin precedentes.
El gran Señor, muy recuperado de sus achaques octogenarios ahora se dedica a hablar de guerras y más guerras, el tema nacional es mejor que ni lo toque, claro, si LA CAGÓ, como decimos en buen cubano… Y EN GRANDE.
Y perdón por las comillas, las negritas y los etcéteras, si no este humilde documento tendría muchos Mb de extensión.
The priest.
15 de septiembre 2010.
*Obsérvese que pongo cráter y no carácter.