jueves, 10 de junio de 2010

PATRIA SÍ, MUERTE NO.


Como cambian los tiempos; esta es una expresión muy usada en el lenguaje coloquial, ahora me apropio de ella pues ciertamente he visto muchos cambios con los años que han pasado desde que tengo uso de razón.

Después de la enfermedad que le puso fin al gobierno de Fidel Castro por más de 47 años, he percibido cómo han disminuido los discursos, pues su hermano y sustituto no es de mucho hablar, lo hace sólo en dos o tres fechas señaladas y en algún que otro congreso y se ajusta al tiempo, no culpa al Imperialismo de todos los males, por el contrario del primero que no tenía para nunca acabar, nos llenaba la cabeza de datos estadísticos complaciéndose con su megalomaniática verborrea. Algo que me sorprendió de Raúl desde sus primeras intervenciones es que no termina con la consabida PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS, tampoco los dirigentes que presidieron los desfiles por el 1º de mayo a partir de entonces.

Durante la 6ª Cumbre de Países No Alineados celebrada en La Habana, Cuba en 1979, el representante de Egipto pidió que se le diera libertad de expresarse y que se publicara por los medios sin editar todo lo que él dijera, su discurso fue bien agresivo con respecto al Socialismo a la Cubana y del este europeo, criticó que hubiera algunos gobiernos “no alineados” que pretendían alinear junto a la Unión Soviética al Grupo, que había surgido precisamente para no pertenecer a ningún bloque militar después que comenzara la Guerra Fría entre Este y Oeste; la URSS y algunos de estos países del este, eran entonces miembros del Tratado de Varsovia, opuesto a la OTAN o Tratado del Atlántico Norte con Estados Unidos, Inglaterra y otras potencias capitalistas a la cabeza.

No tengo el discurso en mis manos, pues jamás se publicó en la prensa escrita y ha pasado mucho tiempo, pero sí recuerdo como dicho representante expresó que con consignas y discursos no se resolvían los problemas de los pueblos, aludiendo al cacareo típico de los líderes socialistas y de otros países miembros, especialmente Fidel Castro, cuyos records de bla bla bla son inalcanzables.

Tan importantes fueron durante tanto tiempo las consignas que hasta se celebra el aniversario en que el Comandante en Jefe dijo por primera vez, PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS,

Entre las más conocidas están: CUBA SÍ, YANKIS NO; ABAJO EL IMPERIALISMO; SEGUIREMOS ADELANTE, VIVA EL 1º DE MAYO, VIVA FIDEL, VIVA LA REVOLUCIÓN… etc. etc. no pretendo escribirlas todas, es una MISIÓN IMPOSIBLE.

El propio Raúl Castro, actual Presidente, ha dicho que no se resuelven los problemas con consignas, los demás dirigentes también han expresado que no se deben prometer términos de obras por tal o mas cual fecha pues no se terminan realmente y si se hacen generalmente son un desastre, esta ha sido una práctica de 50 años, todo se “resuelve” con papeles, discursos, reuniones; todavía ese mal nos persigue hasta nuestros días

Soy muy observador de los signos de los tiempos que estamos viviendo.

Increíblemente, por la televisión cubana se habla del aniversario del día en que el Gran Jefe dijo la famosa PATRIA O MUERTE VENCEREMOS, pero asombrémonos… sin PATRIA O MUERTE, sólo VENCEREMOS. Creo que como aún está vivo no quieren darle disgustos.

Me pregunto: ¿por qué muerte? Patria sí, PATRIA Y LIBERTAD, como se decía en la Guerra de Independencia, Viva Cuba Libre, como gritaron nuestros Mambises, Viva la Patria, porque no lucharon para morir, dieron sus vidas para que tuviéramos una VIDA digna, no para morir por una doctrina importada, lucharon para que tuviéramos una democracia, no para morir por un gobierno que se elige a sí mismo indefinidamente y destrona a los “conflictivos” sin contar con los “electores”, no para morir por un partido que en tanto tiempo no ha resuelto los problemas de millones de personas, sino que ha lanzado todo un pueblo a una diáspora por el mundo.

Todavía en las monedas de 5 centavos que aún circulan y que sólo sirven para una llamada telefónica o el pan nuestro de cada libreta, está grabada la hermosa frase PATRIA Y LIBERTAD, pues es la única que no cambió, al igual que la moneda pienso que en los corazones de los verdaderos patriotas tampoco cambió la idea de luchar por vivir humanamente.

¡VIVA LA PATRIA! y basta de consignas inútiles.

The Priest

5 de junio de 2010 23.01 h.

sábado, 5 de junio de 2010

COMPENSACIÓN

Vivo en una ciudad detenida en el tiempo; en el tiempo del deterioro y la desidia, cuyas calles polvorientas y enlodadas de estiércoles cuesta trabajo transitarlas, no vivo en New York ni en Kuala Lumpur donde la vista se pierde entre las torres infinitas que tocan el cielo, pero puedo disfrutar de herrumbrosos balcones, obra de herreros que hicieron tanto arte con el sofocante calor de los hornos, visitar castillos y templos que me hablan desde los siglos; no contemplo las noches deslumbrantes de Los Ángeles, Dubái o Tokio, pero aún puedo ver brillar a Venus, la Luna y las estrellas en mi penumbrosa metrópoli.

No me paseo por los Campos Elíseos ni ante la Torre Eiffel, no visito las catedrales ortodoxas de Moscú de arte bizantino, pero ando entre casas coloniales de paredes anchas y jardines espontáneos, camino por el malecón donde el mar lame los arrecifes con ímpetu sensual en los ardientes e interminables días del verano.

No he visitado la Ópera de París, el Covent Garden ni La Scala de Milán, me siento en una butaca del García Lorca a disfrutar un ballet, una ópera o una zarzuela, escuchar un concierto en San Francisco de Asís y hasta el barroquismo musical en la sala de Paula, no he conocido El Ermitage*, El Louvre ni El Escorial, pero sí las salas Universal y Cubana de Bellas Artes, Arte Colonial, y paseo por el museo viviente que es La Habana vieja de adoquines y pétreas paredes que me cuentan añejas historias.
Nunca he escuchado el Big Ben ni el Carrillón del Kremlin, pero hasta me asusto cuando me sorprende el Cañonazo de las Nueve y miro el reloj, y en los domingos desde mi destartalada Centro Habana oigo cómo se confunden las campanadas de la Catedral, la Caridad o El Carmen.
No he paseado por el Potomac en un lujoso bote, los canales de Venecia en góndola, el Nilo ni el Amazonas, ni Golden Gate, pero me extasío cuando cruzo la bahía hacia o desde Regla o Casablanca donde el Cristo de Gilma Madera otea con amor y tolerancia la pecadora villa de San Cristóbal, o cuando desde el Almendares me reencuentro con el lujoso barrio de Miramar obstinado en quedarse en los años cincuenta.

Tal vez algún día pueda visitar las puertas de Alcalá o de Brandemburgo, Père Lachaise, la muralla de Lugo o La Sagrada Familia de Gaudí, el Coliseo o el Partenón, La Gran Pirámide o Tenochtitlán, subir hasta el Cristo de Río o la estatua de la Libertad, el Arco de San Luis y hasta montar en los tranvías de San Francisco, caminar por el Central Park o elevar una plegaria en el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén; pero creo que siempre regresaré a ver salir la luna entre el Hotel Sevilla y Casablanca y fotografiar los amaneceres y atardeceres en esta hermosa villa que ojalá no sufra más de estiércoles y cráteres en sus calles, del deterioro de sus bellos edificios de estilos confusos pero armoniosos, de columnas que se caen a pedazos, pero que conserve el encanto de tiempos pasados y que siempre me acoja contándome historias ancestrales.

Alberto Cruz Lastres (Alcrula)
8 de noviembre de 2009