viernes, 27 de agosto de 2010

LA DESINFORMACIÓN, LA MEJOR ARMA

En todos los sistemas totalitarios uno de los primeros pasos para establecer un “orden” acorde a las ambiciones de sus hacedores es la incomunicación, a través de los tiempos han tratado de controlar todo lo que sea medio para hacer llegar las novedades a la gente, sobre todo manipular todo lo que se informe para su propio beneficio.
A penas comenzada la llamada Revolución Cubana, El Gran Jefe y sus seguidores intervinieron toda la prensa escrita, la radio y la televisión, estableciendo un sistema de propaganda a favor suyo y contrario a todo lo externo, sobre todo lo que viniera de los Estados Unidos. De decenas de revistas y periódicos sólo quedaron un periódico oficial, en aquel tiempo “Revolución”, “El Mundo”, que mantenía alguna información no oficialista desapareció en un incendio muy conveniente a fines de los años 60, mantenía entre otras cosas un pequeño espacio llamado Mundo Católico, pues la Iglesia había perdido toda su prensa y participación radial y televisiva, en fin que el pequeño estorbo ya no existía; Revolución también desapareció dando lugar al mucho más oficialista periódico Granma, órgano oficial del Partido, surgió Juventud Rebelde, copia fiel aunque algo más desenfadado dirigido principalmente a los jóvenes comunistas, P’alante y DDT, con un humorismo aparentemente crítico, sí, pero cosas sin mayor importancia o de algún que otro jefe de empresa caído en desgracia y nunca un alto dirigente, ni mucho menos los de la cúpula, por el contrario, cuando ellos aparecían era para “darle una patada al Imperialismo yanqui” o para mostrarlo de manera bien soez detrás del presidente de turno en la Casa Blanca, éste último colocado en cuatro patas, estaban llenos de ofensas contra el capitalismo cruel y exaltaba las bondades de la URSS y el Campo Socialista.
Por ejemplo; si bien son ciertos los logros de la Unión Soviética en la conquista del cosmos, no estuvo exenta de fracasos, como ha sido siempre, de éstos uno no se enteraba, lo que sí estaba en primera plana eran los accidentes de la carrera espacial norteamericana, así las cosas, parecía que mientras que en la primera todo iba a pedir de boca, en la segunda sobraban los errores y fallas, el viaje a la luna apareció cual esquela en una plana secundaria del Granma acompañada de críticas en lugar de elogios. Durante los años 90 me enteré –ya se informaba un poco más- que los soviéticos habían tenido más de 100 fallecidos en accidentes en su programa espacial, mientras que los de la NASA no superaban las seis decenas.
mientras que el de Chernóbil se minimizó.
Ejemplos interesantes de desinformación fueron el desastre nuclear de Chernóbil a fines de los 80, mientras que un pequeño accidente en una central nuclear de Estados Unidos se informó como gran desastre y los hechos que dieron fin a la crudelísima dictadura de Nicolau Chauchescu en Rumanía aparecieron como calumnias de los medios de occidente.
En las provincias y algunas ciudades circula alguna prensa, pero son fieles reflejos de la editada en la capital aunque con noticias sobre algún obrero vanguardia y la producción “siempre ascendente” en el perfecto e impecable sistema socialista; si la producción no es la esperada siempre se le echará la culpa al Bloqueo.
La radio y la televisión sufrieron un cambio radical, tanto en cantidad como en calidad, ya las radionovelas no eran los clásicos culebrones rosas, sino la historia de una trabajadora vanguardia que se enamoraba de un compañero y dejaba de comunicarse con su anterior novio pues éste pensaba abandonar el país, o de la muchacha ejemplar que prefería quedarse sola que irse como una traidora junto a sus padres para los Estados Unidos y que renunciaba totalmente a ellos al no mantener ni correspondencia; etc. etc. Si se veía algún serial extranjero, venía principalmente de los países de Europa del Este, o tenían un corte histórico y de épocas pasadas, excepcionalmente pudimos disfrutar de alguna novela brasileña moderna, pero éstas molestaron a los altos dirigentes y fueron suprimidas por mucho tiempo.
Los noticieros, reflejos de lo que decía el Granma y los interminables discursos del Gran Jefe, repetidos hasta el cansancio; de seis canales que había en La Habana y uno en Camagüey sólo quedaron dos con un horario bien reducido y una programación aburrida y de pésima calidad, increíblemente esto duró hasta comenzado el siglo XXI cuando se agregaron tres canales más, los telecentros provinciales y luego algunos en los municipios son cuales ecos de la televisión nacional.
La telefonía en su mayoría ya vieja a finales de los años 50 creció de manera muy limitada con tecnología búlgara, pero un teléfono sólo le era “asignado” a personas muy importantes, tan así fue que a finales de los años noventa Cuba era el país más atrasado de América habiendo sido uno de los primeros del mundo en tener dicho invento; como tantos otros…
El escuchar cualquier estación radial del extranjero se convirtió en un delito, en Miami y Washington los cubanos comenzaron a trasmitir todo tipo de noticias y programación, primero con emisoras de poca potencia hasta que se fundó Radio Martí con presupuesto del gobierno norteamericano en el año 1985 que se escuchaba fácilmente en toda Cuba, pero se orquestó una campaña contra la “agresión radial” y luego se gastaron millones de dólares en tecnología para interferir dichas emisoras de radio y de televisión, el país se llenó de retransmisores en medio de la terrible crisis de los años 90.
Alguien me preguntó una vez: ¿es cierto eso de que ustedes no pueden tener celulares, DVD, computadora? No tuve que responderle, unos meses después y a raíz de los acontecimientos de 2006 y el cambio de gobierno por enfermedad del gran jefe, se autorizó por fin el uso del celular, la venta de DVDs y computadoras.
Todos estos medios les permiten a las personas enterarse de alguna manera de hechos que nunca sabrían por los medios masivos, por todo el país circulan discos, pendrives o flash memory con filmes, documentos, libros, series; etc. y esto no podía permitirlo un gobierno que controló por más de 50 años toda la información manipulándola a gusto y oportunamente dado el momento histórico. También es cierto que anda por ahí mucha basura, la gente, alquila, se presta, intercambia pornografía, filmes de pésima calidad, fotos de crímenes salidos de no sé dónde; etc.
También Internet, algo muy lejano aún para nosotros está lleno de información muy útil, pero mucha de ella dañina, eso ha sido premisa de todos los inventos de la humanidad, se han usado para bien o para mal; ha habido libros magníficos y otros que dejan mucho qué desear, el cine transita desde verdaderas obras de arte y otras que mejor no ver, uno tiene el derecho de elegir qué leer, qué ver y qué oír sin que nadie nos manipule la información en un mundo donde lo que acontece a miles de kilómetros es conocido en minutos al otro lado, donde podemos chatear con alguien en Australia a 12 horas de diferencia y mantener contacto hasta visual con amigos y seres queridos dondequiera que estén de manera bien económica.
Una de las maneras más usadas en la televisión es el mensaje subliminal: se muestran unos niños sucios, escuálidos y llenos de moscas, realidad de muchos pueblos, sobre todo africanos, seguidamente aparecen pequeños pioneros uniformados saliendo “felices” de sus escuelas muchos de esos niños no tienen donde vivir, sino hacinados en cuartos junto a una gran familia de varias generaciones, muchos se visten mal, comen mal, pero eso no es reflejado jamás, excepto para culpar al bloqueo.
Me viene a la mente una conocida frase de la que me he apropiado: “divide y vencerás”, ahora pienso en otra: “desinforma y vencerás”.
A menudo me pregunto si el desinformar es un arte, sí, pues pienso que para un locutor, por ejemplo, debe de ser muy fácil leer lo que tenga en el papel o en el teleprónter; un profesional no tiene que fingir un entusiasmo o tristeza cuando lee una noticia, sólo lo hace de manera clara y con una entonación adecuada para ser comprendido por los televidentes o radioyentes, aunque hay algunos aduladores que ponen su empeño en fingir enojo o alegría; pero para un moderador o periodista que aparentemente da sus opiniones de algún hecho, sí debe aportar de sus emociones pues de lo contrario sonaría increíble; estos caballeros y damas de la Mesa Redonda por ejemplo; ¿qué pasará por sus mentes cuando mienten sabiendo que lo hacen?, teniendo a su alcance la mayor información objetiva posible, Internet incluso en sus propias casas, ¿qué pasará por sus mentes cuando en las noches recuerdan el teatro montado para engañar a las masas?, considero a estos personajes lo suficientemente inteligentes, pues si no, no estarían ahí, con un maniqueísmo aplastante tergiversando tanta información a su alcance; ¿o es que son actores perfectos? Como dice uno de estos caballeros: -saque usted sus propias conclusiones.

The Priest.
26 de agosto de 2010

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